miércoles, 24 de febrero de 2016

Naufragio

Peina su cabellera con peine de plata y brillantes incrustados:

- Mi amor, ¡somos tan afortunados de haber sobrevivido! Te has vuelto algo reservado pero lo entiendo. Por cierto, no te conté... hace poco ¡qué pesadilla!, soñé que nos quedábamos sin comida. ¿Te imaginas? Tenía mucha hambre y acababa haciéndote una cosa espantosa.

Termina de acicalarse y sorprendida, contempla sus mechones en el peine que él le fabricó con un trozo de madera seca. Los arranca asqueada.

- Solo espero que alguien nos rescate cuanto antes de esta maldita isla o acabaré por volverme loca. 

Él parece que la observara desde la profundidad de sus cuencas vacías, el cráneo ladeado, como autocompadeciéndose.

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