Vida Nómada

Inexplicablemente, nuestra familia no solo ha gozado siempre de una salud excelente sino que además hemos tenido la suerte de salir ilesos de cualquier accidente. Este hecho ha supuesto todo ventajas y nos ha dado fama a nivel mundial, ya que nunca nadie se ha atrevido a hacer lo que nosotros hacemos. Hace poco la pequeña decidió entrar en la universidad, así que con la domadora de fieras ausente pensamos que sería buena idea aparcar la carreta por un tiempo. No sé si fue buena idea, últimamente mi marido no tiene muy buen color.

Longevos

- La muerte se ha olvidado de nosotros, Antonio.
- Suerte que nos tenemos el uno al otro.
- Eso sí… ¿Antonio? ¡Antonio!!

Campo de Batalla

"La muerte se ha olvidado de nosotros, compañero!”, exclamó incorporándose a duras penas al ver a otro que se movía entre la amalgama de cuerpos. El silencio podía oírse donde antes había reinado el caos. Algunos carroñeros oteaban desde el cielo y otros daban buena cuenta de los despojos. Espantó a uno que se le acercó demasiado. El otro hombre, cubierto de sangre, se cercioró de que estaba ileso, se acercó hasta él y le ayudó a levantarse. “Hemos tenido mucha suerte”, dijo el primero. El otro asintió, mudo, con la vista fija en él, mirando a través del boquete que tenía donde debería estar su corazón.

Pérdidas

  Relato inspirado en esta imagen, propuesta del blog https://elbicnaranja.wordpress.com para este viernes

Por tu culpa perdí la cabeza. Durante días anduve incompleta, desubicada, desmembrada. Todos mis recuerdos, todas mis ideas desaparecieron con ella, así que me acostumbré a moverme por impulsos, a seguir mis instintos. Una corazonada me llevó un día hasta una tienda de segunda mano, donde encontré una cabeza de belleza sin igual aunque hueca completamente. “Oh, vaya... no importa, ¡me la quedo!”, dijo algo dentro de mí. En cuanto me la coloqué supe que sería feliz con ella, pero sobre todo, supe que esta no te la prestaría.  

El Mar y sus Secretos

Observo el azul del cielo reflejado en este manto inmenso de paz y furia infinita. Podría contemplar su hermosura durante horas, nadar sin fin la calma de sus aguas y dejarme flotar con los ojos cerrados, sintiendo su suavidad deslizándose a través de mis dedos y los misterios anclados en su fondo acariciando mis piernas al pasar. Sintiendo mucho la suavidad de las bolsas de plástico, las redes ancladas en su fondo, las botellas flotando junto a mi cabeza. Cuánta basura enterrada en tanta belleza.

Batallitas

“Cuando éramos jóvenes…”, comenzó. Ya sabíamos todos lo que eso implicaba. No me sorprendió la disposición de mis primos para ayudar a papá a recoger la mesa ni que la tía Marieta (Mari-jeta como la llaman mis padres) se ofreciera para fregar los platos. Hasta mamá pidió al tío que le mirase una avería del coche de la que nadie antes había oído hablar. Resignada vi cómo mi hermana, disimuladamente, se llevaba de allí la silla de ruedas. Miré al abuelo, ajeno a todo, y el brillo de esos ojillos me cautivó. Acomodé mi pierna escayolada sobre un taburete y me dispuse a escuchar atentamente.

Encadenada

Cuando éramos jóvenes hicimos un pacto. ¿Te acuerdas? Qué maravilla aquellos interminables días de verano, tumbados junto al río, corriendo de un escondrijo a otro. Acordamos que si a los 35 los dos estábamos solteros, nos casaríamos. Qué mala suerte lo que le pasó a ese novio tuyo justo un día antes de tu cumpleaños. Pero ahora ya nada más importa, está claro que nuestro destino es estar juntos. No entiendo qué quieres decirme con esa mirada, si prometes portarte bien te suelto la mordaza.

Metamorfosis

Deberías ver las rozaduras de mis talones. Cuando volví la primera vez no caí en ese detalle, hasta que un día vi que uno de ellos me miraba los pies con extrañeza. Por eso ahora, siempre que vengo, calzo como mínimo un número menos. Por si acaso. Ya cuando era niño me hicieron la vida imposible y por desgracia hay cosas que no solo no cambian sino que empeoran con el tiempo. Lo más curioso es que precisamente Juan haya mostrado tanto interés en mí desde que mi hermana me presentó como su prima. ¡Si él supiera!