domingo, 18 de julio de 2021

Qué Pasará

Me preparo psicológicamente para la profanación de mi nariz. Cómo odio venir al médico. Pensaba que después de los dos picotazos ya me habría librado de esto. Pero no. Menuda faena, no tenía que haber ido a aquella comida. La enfermera me mira fijamente y, tras la mascarilla y la pantalla protectora, sonríe, o al menos, eso quiero pensar. Me introduce el bastoncillo tan profundamente que me hace cosquillas en el cerebro. Me entra la risa y muchas ganas de estornudar. Bueno, pues ya está. Ahora a esperar.

El día se me hace de 25 horas. Me lo paso pegada al móvil, revisando la aplicación cada medio minuto. ¿Entonces, ahora qué? Nunca me entero de cómo van los protocolos. ¿Y si doy positivo? Porque estoy deseando irme de vacaciones. La semana que viene teníamos previsto marchar los dos con la furgoneta, así que espero que no se nos trunque el plan. La primera vez, desde que empezamos, que pasaremos tanto tiempo juntos. ¡Quince días! Una prueba de fuego. Me muero de ganas y de vértigo a la vez.

Después de varios días programando lo que vamos a hacer, puedo imaginarme el viaje a la perfección: haremos una ruta por toda la costa desde casa hasta Portugal. Mar, montaña; lluvia, sol; sidra bien escanciada, pulpo a la gallega. Serán días de risas y de besos robados en callejones ocultos. Cenaremos a la luz de la luna junto al océano salvaje. Sentiremos en nuestros cuerpos el calor de la arena, treparemos por las rocas bajo el cielo azul. Daremos largos paseos por los puentes de Oporto. Por las noches bailaremos entre las sábanas. En el fondo, sé que todo iría muy bien.

Miro la aplicación por enésima vez. Noto el sudor acumulándose en mis axilas. Y eso que llevamos unos días que cualquiera diría que es verano. Se me resbala el móvil de entre las manos, me las seco en el pantalón. Refresco la pantalla. El corazón me va a mil por hora. Por enésima vez. Por fin ha salido el resultado: ¡Negativo!