lunes, 24 de mayo de 2021

Lunares

Cuando recibí la llamada supe que algo horrible había ocurrido. En cuanto llegué a la comisaría mi marido se lanzó a mis brazos deshecho en lágrimas, devastado. No solo había perdido a su hermano gemelo, sino que encima su muerte se había producido en circunstancias extrañas. Los agentes nos recomendaron ir a casa a descansar. Nos acostamos un rato, y entre lágrimas, y con las sensaciones a flor de piel, acabamos haciendo el amor. Al terminar, como un ritual, busqué con mis dedos los lunares de su espalda. "¿¡Dónde están sus lunares!?" Lo miré y vi cómo una extraña sonrisa se dibujaba en su rostro. “Haría cualquier cosa por ti, ¿sabes?”, murmuró.

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