lunes, 14 de diciembre de 2020

S.O.S.

¡Que vengan por fin a rescatarte! Desgraciadamente no lo harán. No podía imaginarme el favor que les estaba haciendo. Cuando se negaron a pagar el rescate no vi la que me caía encima. Fruto de la desesperación, a partir de la primera semana empecé a dejarme la puerta abierta, me ausentaba largos periodos de tiempo, te dejaba las llaves del coche a mano. Acabé suplicándote que te escaparas. Incluso te ofrecí dinero. Pero no hay manera. Dices que te has enamorado perdidamente de mí y que nunca te irás lejos. Que solo la muerte podrá separarnos.