Como no querían desaprovechar nada, su
laboratorio lo tenían en el mismo agujero infecto en el que
desembocaba toda la basura que salía de sus bocas. De aquellos lodos
putrefactos que sus miserias habían formado en lo más profundo de
la tierra engendraron una criatura de apariencia angelical para que
los salvara a todos. Una vez más, creyeron tenerlo todo bajo
control. Una vez más, se equivocaron.
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