viernes, 22 de mayo de 2015

Abuelismos

Y las azules, las del abuelo, parecía que retrocedieran o que estuvieran siempre donde no debían estar. “¡Bieeeeen, te como y cuento veinte!” Él entonces me miraba con ternura, sonreía y silbaba, como hacía cuando estaba contento.
Para mis dos abuelos, dondequiera que estén

1 comentario:

Venga, no te cortes...