lunes, 5 de octubre de 2020

Disociación

Ya estoy en casa. Cuelgo el abrigo en el perchero vacío, rastreo la casa sin sentido y algo me lleva al dormitorio. Oigo mis pasos resonar a lo largo del pasillo. Me recuesto en la cama y distraídamente busco tu olor en la almohada. Ni rastro. No era consciente de lo que te echo de menos hasta que noto las lágrimas desbordándose sobre mí de una forma incontrolada, desmesurada. Siento como si la casa se me cayera encima. Pensaba que lo había superado. Entonces veo el agujero del techo encima de mí y la tubería rebosando agua y de pronto me encuentro mucho mejor.

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