jueves, 18 de abril de 2019

Empatía

"Yo no la he escrito, lo prometo”. Bajó la mirada y se metió las manos en los bolsillos, también para tratar de ocultar el temblor. Él, con una extraña mueca en la cara y asiendo la tablilla con fuerza, le dedicó una mirada despiadada. Andrés, que observaba la escena de reojo desde su pupitre, intentó recuperar la carta de amor disimuladamente pero el maestro parecía tener ojos en la nuca. “Me dais asco”, sentenció, “Manuel, saca las manos.” Y en cuanto alzó la regla, un montón de recuerdos se le atragantaron a la altura del alzacuellos.





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