Cuando Eneko me "conquistó" (nada que ver con los conquistadores de antaño, que se cargaban a todo perro pichichi), tal felicidad me embriagó que me bastaba con tocarme la barriga (literalmente) y sonreír con cara de tonta (también literalmente); flotando etérea (entendámonos) de un lugar a otro e incapaz de centrarme en otra cosa que no fueran todas esas sensaciones...
Y aquí estoy unos nueve meses más tarde, con un inseparable tufillo a caca y vómitos (afortunadamente de bebé), prácticamente fosforescente en la oscuridad si me quito el sujetador (las madres lactantes me comprenderán) y cara de madre orgullosa que compensa todo eso y las ojeras más abismales. Ahora, desde mi papel de madre en el mundo, os invito a que os paréis un momento y penséis en vuestra madre. Que penséis en ella y en todo lo que ha hecho por vosotr@s y aprovechéis para darle las gracias, porque seguro segurísimo que se lo merece. Yo también aprovecho y te lo digo: muchas gracias mamá.
Intentaré retomar el blog y volver con mis historietas y chorraditas varias, claro está, cuando Eneko me lo permita :-P
Cara guapa.
ResponderEliminarPues anda que tú... ;-)
EliminarQue bonito!!! Me encanta :)
ResponderEliminar¡¡Inundada me hallo!! A mí me pasó lo mismo. ¡Amor♥ totalmente desinteresado! Te quiero:-)
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