lunes, 9 de marzo de 2020

El Don de la Abuela

"Llegará pronto", decía la abuela, y a los diez minutos el susodicho estaba entrando por la puerta. Recuerdo la primera vez que me eché un cigarrillo. Me lavé a conciencia y aún así, horas más tarde, gritó desde su cuarto: "¡Eres muy niña para fumar!". Los domingos, en las comidas familiares, comentaba desde el jardín, "se va a pegar el puchero". Y a veces: "hueles a lágrimas, ¿estás bien?". Nunca se equivocaba. A la nariz de mi abuela no se le escapaba nada. Un día, sin motivo aparente, organizó una gran fiesta. Invitó a toda la familia, preparó comida deliciosa; fue un día inolvidable. También a ella la olió venir y quiso despedirse de todos nosotros a lo grande.

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