Todo lo que recuerdo de aquel día son los campos de trigo mecidos por el viento, el cielo manchado de nubes de algodón. He borrado de mi mente su mano apretándome el brazo, sus caricias más allá de los límites, su cuerpo forzándome contra el suelo. Todo lo que recuerdo es el trigo, las nubes y aquel pedrusco que sujetaba mi mano cubierta de sangre. Y a partir de ahí, nada.
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