El atraco había salido tal y como esperaban y tras una acelerada persecución consiguieron escapar de la policía. Cuanto más cerca estaban de atraparlos, más calientes se ponían, así que, como era costumbre, fueron a celebrarlo en su buhardilla del Quartier Latin por todo lo alto: una tarde de sexo intenso para liberar la adrenalina acumulada. Tenían la sensación de que acabarían atrapándolos y eso les excitaba aún más. Tras varias horas de gritos y gemidos por fin llegó la calma. Los tres gendarmes que esperaban apostados al otro lado de la puerta se decidieron a entrar.
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