Seguimos sin hablarnos,
sí. No, mamá, ya estoy harta de que siempre hagamos lo que ella
quiere, ¡estaría bien poder controlar un poco mi vida!. Sabes que
desde que nacimos siempre ha sido así -¡Qué pasa!- Nada, nada, le
digo a ella, que encima me mira mal. Ya te lo ha dicho, ¿no? Pues
sí, estoy en huelga; hasta que no cambie su actitud yo no me muevo.
Vale, te la paso pero para que lo sepas, ya le he dicho que como siga
así nos separamos. ¡Por muy arriesgada que sea la operación!
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Venga, no te cortes...