Disfrazado de vendedora de manzanas
esperó a que se le acercara, dispuesto a desplegar todas sus
artimañas. Eva se quedó plantada frente a él, observando la fruta
con los ojos muy abiertos. Él palpó con su agarrotada mano hasta topar con la manzana más hermosa y brillante y se la
tendió.
- Toma guapa -dijo con voz sibilante-
pruébala, están deliciosas...
- Transgénicos no, gracias.
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