jueves, 13 de junio de 2019
Baila
Baila con todo tu cuerpo, desplegando tu esencia en cada cadencia, en cada movimiento. Como cuando estás sola, como si nadie mirase. Entrégate a la música y déjate salir, sin que importe nada más. Sonríe a la niña que llevas dentro y acompáñala de la mano en tu danza. Intenta bailar y vivir de igual manera.
martes, 11 de junio de 2019
Cosas de la Vida Moderna
¿Me llamarán para que baje a cenar en familia?, se preguntaba. Miraba al reloj de forma instintiva, sin poner atención a la hora. Recién duchada y con ropa limpia, esperaba sentada a los pies de la cama, controlando el nervioso movimiento de sus piernas, secándose las manos en la falda. Su corazón se aceleró al oír los pasos subiendo por las escaleras. Con una sonrisa resplandeciente recibió a su hija, que con desdén le dejó una bandeja en la mesilla de noche, diciendo: " Cuando acabes la dejas fuera”.
(Microrrelato ganador en la semana 31 de Relatos en Cadena)
(Microrrelato ganador en la semana 31 de Relatos en Cadena)
lunes, 3 de junio de 2019
Miembros Fantasmas
-¡Ya tengo los pies fríos otra vez!- protestó entre risitas el primero, acomodando con aspavientos la manta sobre su regazo.
-¿Te quejas tú de tus pies? Yo no aguanto más la artritis de las manos- comentó otro en tono burlón.
-Pues no veáis a mí lo que me pica la oreja- dijo el último aguantándose la risa.
-¿Quieres que te la rasque?- preguntó el segundo. Y entonces los tres estallaron en carcajadas, contagiando, como siempre, a todos los demás.
Toda la residencia esperaba impaciente el momento de la merienda, cuando los tres viejitos amputados se juntaban a hacer de las suyas.
-¿Te quejas tú de tus pies? Yo no aguanto más la artritis de las manos- comentó otro en tono burlón.
-Pues no veáis a mí lo que me pica la oreja- dijo el último aguantándose la risa.
-¿Quieres que te la rasque?- preguntó el segundo. Y entonces los tres estallaron en carcajadas, contagiando, como siempre, a todos los demás.
Toda la residencia esperaba impaciente el momento de la merienda, cuando los tres viejitos amputados se juntaban a hacer de las suyas.
miércoles, 22 de mayo de 2019
¡Sorpresa!
"Sí, soy su esposa" - respondió la mujer apoyándose en el quicio de la puerta. Sus ojeras eran pronunciadas, unas raíces grises coronaban su melena y hacía tiempo que una sonrisa no se dibujaba en su rostro. "Viaja mucho por trabajo, no sé cuándo volverá" - prosiguió sin entusiasmo. De fondo, dos niños peleaban en el salón.
Era lo último que habría esperado cuando le abrieron la puerta. En un principio lamentó haber recorrido tantos kilómetros pero entonces lo vio claro: “Disculpe las molestias, no hace falta que le diga nada”. Y con decisión se dio la vuelta, acariciando con cierto alivio su incipiente barriga.
viernes, 17 de mayo de 2019
No se lo cuentes a nadie
"De toda la vida, nos conocemos de toda la vida, sí” – titubeó Martín, sintiendo esa mirada atravesarlo como si fuera ayer. Un encuentro casual en el barrio después de tantos años hizo que un escalofrío recorriera su espalda. La novia de Martín miraba la escena extrañada, la tensión era evidente. “¿Quién es?” – le preguntó cuando se marchó. “De pequeños era mi mejor amigo pero nos distanciamos cuando se mudó. Su casa se incendió con sus padres dentro. Una auténtica locura”.
lunes, 6 de mayo de 2019
Amor sin Condiciones
Me queda un regusto amargo en la boca cada vez que me besa pero hay cosas que son inevitables. No es extraño que la gente nos mire por la calle y aunque hasta nuestros amigos se muestran reticentes a mí lo único que me importa es que estamos juntos de nuevo. Intenté seguir mi vida sin ella pero solo podía pensar en cómo hacerla volver, así que cuando oí hablar de aquel hombre que resucitaba a seres queridos no me lo pensé ni un segundo.
jueves, 18 de abril de 2019
Empatía
"Yo no la he escrito, lo prometo”. Bajó la mirada y se metió las manos en los bolsillos, también para tratar de ocultar el temblor. Él, con una extraña mueca en la cara y asiendo la tablilla con fuerza, le dedicó una mirada despiadada. Andrés, que observaba la escena de reojo desde su pupitre, intentó recuperar la carta de amor disimuladamente pero el maestro parecía tener ojos en la nuca. “Me dais asco”, sentenció, “Manuel, saca las manos.” Y en cuanto alzó la regla, un montón de recuerdos se le atragantaron a la altura del alzacuellos.
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