Mejor el dragón que mamá. Sin duda
sería mucho más espectacular. Pero nada, no hay quien la
convenza. Lleva ya cinco semanas preparando el número y no le
quitamos la idea de la cabeza. El dragón está un poco ofendido,
todo hay que decirlo; pudiendo hacerlo él, no se explica qué pinta
mi madre en todo esto. Mañana es la primera función y lo tiene todo
listo: alas de metacrilato, un poco de queroseno para escupir y un
par de kilos de escamas de purpurina verde. Por su bien y el de la
familia espero que no provoque ningún accidente. Se lanzará desde
el trapecio.
viernes, 28 de febrero de 2014
sábado, 22 de febrero de 2014
La Puerta Mágica / Ate Magikoa (Álbum Ilustrado)
Entre unas cosas y otras me voy animando y aquí os presento otro de mis proyectos.
La Puerta Mágica (y su versión en euskera Ate Magikoa) es
una puerta a la imaginación. Junto a su protagonista la cruzaremos para
acompañarla en un viaje por un mundo en el que cualquier cosa que se
imagine será posible.
Espero hacer copias en breve y como dice Laurini mover esto "all over the world" ;-) Qué, ¿os animáis a entrar?
viernes, 21 de febrero de 2014
El Remedio contra la Mala Suerte (Álbum Ilustrado)
Hace cosa de un año y pico se me cruzó por la cabeza la idea de hacer un álbum ilustrado, escrito e ilustrado por mí. Finalmente esta ocurrencia ha desembocado en tres álbumes que parecen destinados a acumular polvo en mi estantería. El último ha sido El Remedio contra la Mala Suerte, el cual he presentado a un concurso que finalmente ha sido declarado desierto de una forma un tanto sospechosa. En lo que me pienso lo que hacer con él (y con los otros), he decidido mostrar un par de páginas, para así tratar también de salvaguardar mi autoría (y quién sabe, quizás a alguien le guste y me anime a autopublicarlo). Tened en cuenta que no soy una ilustradora profesional, así que no seáis demasiado críticos ;-)
lunes, 17 de febrero de 2014
Pueblo Animal
Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola; las piedras del río estaban decoradas con témperas; los árboles del parque cargados de libros. El alcalde reunió a todo el pueblo: Sospechamos que es obra de los rebeldes -bufó rascándose el trasero contra una valla- ¿Habéis notado algo?. "¡Mi animal se escapa cada noche para aporrear el piano!", ladró una vecina. "¡Cuando saco los míos a pasear, corren hacia la arboleda a leer como locos!", gruñó otro. Siento el peligro cernirse sobre nosotros -bufó. Olisqueó el aire y alzando la pezuña, sentenció: Por lo que pueda pasar, mantened a vuestros humanos controlados. Nunca me he fiado de ellos.
viernes, 7 de febrero de 2014
Vuelta a la Vida
Ese
maravilloso viaje que había prometido tantas veces en sus sermones no
existía. Toda su vida predicando (con la palabra, que no con el
ejemplo) para descubrir, justo después de morir, que
había creído en la doctrina equivocada. ¿Qué pensarían sus
parroquianos si se enterasen? Perplejo, posado en la bombilla de
su cuarto, contemplaba su antiguo cuerpo tendido en la cama, inerte, mientras frotaba agitadamente sus nuevas patitas de polilla.
miércoles, 5 de febrero de 2014
El Paso del Tiempo
Un intento fallido más en Relatos en Cadena. Os advierto que este micro no es ni ñoño ni tonto. Más bien un poco macabro...
Suspiró profundamente y recogió dos que se le habían caído al suelo, incorporándose con cierta dificultad. Dibujó una sonrisa forzada, sintiendo la tensión del último lifting en su dentadura postiza y devastado, pero tratando de mantener el tipo ante aquel público horrorizado, comenzó a atusar hacia atrás sus canas teñidas de negro. Si la hubiera hecho caso... pero aceptarlo era demasiado duro: el gran Ron Maney, encantador de mujeres y lanzador de cuchillos de fama mundial, medio sordo, medio ciego y con crecientes síntomas de Parkinson. La recordaba preocupada, diciéndole "¿no crees que es hora de retirarse?", mirándolo con sus hermosos ojos azules, ahora dramáticamente separados por aquel cuchillo.
Suspiró profundamente y recogió dos que se le habían caído al suelo, incorporándose con cierta dificultad. Dibujó una sonrisa forzada, sintiendo la tensión del último lifting en su dentadura postiza y devastado, pero tratando de mantener el tipo ante aquel público horrorizado, comenzó a atusar hacia atrás sus canas teñidas de negro. Si la hubiera hecho caso... pero aceptarlo era demasiado duro: el gran Ron Maney, encantador de mujeres y lanzador de cuchillos de fama mundial, medio sordo, medio ciego y con crecientes síntomas de Parkinson. La recordaba preocupada, diciéndole "¿no crees que es hora de retirarse?", mirándolo con sus hermosos ojos azules, ahora dramáticamente separados por aquel cuchillo.
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