Había destrozado demasiada ropa, así que siempre se desnudaba cuando sentía la primera punzada sacudir su cuerpo. Las convulsiones la hicieron precipitarse hacia el suelo, donde se retorció de dolor. Como era habitual, despertó pasados unos minutos con el sonido de su propia respiración. Reparó en el frasquito que había adquirido horas antes. Vio su figura reflejada en el espejo. El primer impulso fue apartar la mirada, pero algo la hizo enfrentarse a su imagen sin pudor, reconociéndose, aceptándose por fin. Se abalanzó hacia el frasco y lo arrojó de un golpe, rompiéndolo en mil pedazos. Desafiante, dirigió la vista al espejo y lanzó un estremecedor aullido de satisfacción.
viernes, 2 de octubre de 2015
viernes, 22 de mayo de 2015
Abuelismos
Y las azules, las del abuelo, parecía
que retrocedieran o que estuvieran siempre donde no debían estar.
“¡Bieeeeen, te como y cuento veinte!” Él entonces me miraba
con ternura, sonreía y silbaba, como hacía cuando estaba contento.
Para mis dos abuelos, dondequiera que estén
miércoles, 29 de abril de 2015
Dos Pájaros de un Tiro
El incómodo cadáver del mediador
familiar llevaba ya varios días debajo del sofá. Él, cada vez que
entraba en el salón, arrugaba la nariz con disgusto y abría la
ventana de par en par con grandes aspavientos, asegurándose de que
lo viera. Esperaba que ella se encargara, como hacía siempre con
todo. Está bien -pensó ella- lo mismo me da dos que uno.
miércoles, 18 de marzo de 2015
Cuentacuentos / Ipuin kontalaria
Un día se me ocurrió la locura de proponerle a la bibliotecaria de mi pueblo hacer un cuentacuentos de La Puerta Mágica. En euskera (por eso lo de locura, ¡mi primera vez!) He aquí el cartel:
El viernes pasado lo puse en práctica y a pesar de que los nervios me jugaron alguna mala pasada los niños salieron contentos, que es lo importante.
Si a alguien le interesara, aparte de en euskera, puedo hacerlo en castellano, inglés y si me apuráis, en alemán. No tenéis más que decirme. Pues eso, ahí lo dejo ;-P
El viernes pasado lo puse en práctica y a pesar de que los nervios me jugaron alguna mala pasada los niños salieron contentos, que es lo importante.
Aquí me tenéis metida en la piel de mi alter ego |
martes, 10 de febrero de 2015
Oculto
Le faltarán, al menos, un par de
centímetros para alcanzar la barra del trapecio pero nadie sabe de
esas discretas alzas que lleva metidas en las zapatillas. Tampoco
sospechan que su cuidada cabellera rubio platino no sea natural, ni
que esos huidizos ojos azul celeste, que tienen enamorados a la mitad
de sus compañeros, sean lentillas. Nadie se imagina que Svetlana es
en realidad el desaparecido Manolo Pérez.
jueves, 22 de enero de 2015
Sopa de Cebolla
Observó sorprendido cómo se lavaba frenéticamente las manos por enésima vez. "Es ese olor a cebolla", se excusaba.
Con los ojos todavía enrojecidos sirvió la sopa. Parecía abstraída. Unas manchas parduzcas en su vestido llamaron su atención, por lo que dirigió una mano hacia ella, que se apartó bruscamente dedicándole una mirada extraña. Él, por dar conversación, comentó: "Está muy rica".
- Son del huerto de Matilde. He estado en su casa.
Él enmudeció. Se limitó a sorber nervioso de la cuchara. Ella lo contemplaba como impaciente; su plato intacto.
- ¿Y tú no comes?
Con los ojos todavía enrojecidos sirvió la sopa. Parecía abstraída. Unas manchas parduzcas en su vestido llamaron su atención, por lo que dirigió una mano hacia ella, que se apartó bruscamente dedicándole una mirada extraña. Él, por dar conversación, comentó: "Está muy rica".
- Son del huerto de Matilde. He estado en su casa.
Él enmudeció. Se limitó a sorber nervioso de la cuchara. Ella lo contemplaba como impaciente; su plato intacto.
- ¿Y tú no comes?
lunes, 12 de enero de 2015
Pobre Chico
Inmediatamente pedí que cerraran la
tapa del ataúd. ¡Qué inesperado, tan joven -decía la gente- y con
lo de vuestros padres tan reciente!. Yo hacía lo propio; con la
mirada perdida, enjugaba mis ojeras sin tener que ocultar el temblor
de las manos. ¡Tengo que irme!, grité desesperado. Los allí
presentes me miraron comprensivos. Me eché a correr. Tenía que
apresurarme si quería llegar a tiempo a mi cita. Le gustaría saber
que pronto... solo necesitaba que me fiara una vez más.
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